Podemos encontrar en Australia, entre árboles y una gran selva, Marysville. Este es un pequeño pueblo donde en su interior podemos contemplar este maravilloso jardín, donde el vivir experiencias, sentir la belleza y creatividad allí presente, fantasear con todo tipo de historias y dejar correr la imaginación se lleva a cabo nada más poner un pie al llegar.
Su creador es el sudamericano Bruno Torf. Tardó tres años y medio trabajando duramente para lograr abrir este estupendo paraíso. En un principio contaba con 15 esculturas, y a día de hoy se encuentran más de 300 piezas de arte de diferentes estilos: pinturas, bocetos y esculturas de terracota.
Me maravilla pensar en poder disfrutar algún día de este arte integrado en plena naturaleza.
En la página oficial de Bruno Torf podréis disfrutar de muchas más imágenes.
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